
En un escenario donde la actividad aún no consolida una recuperación sostenida, distintos sectores industriales comienzan a advertir problemas en la cadena de pagos. Las demoras en el cumplimiento de obligaciones, la aparición de cheques rechazados y un acceso cada vez más restringido al crédito configuran un cuadro que preocupa especialmente a las pequeñas y medianas empresas.
Una encuesta reciente de la Unión Industrial Argentina (UIA) reflejó que el 47,5% de las compañías consultadas tiene dificultades para afrontar pagos clave, entre ellos salarios, proveedores, compromisos financieros, servicios e impuestos.
El informe también señaló que el 8,2% de los empresarios reconoció inconvenientes simultáneos en todos esos rubros, lo que evidencia un deterioro más profundo. Los mayores problemas se concentran en dos áreas: impuestos, con el 29,3% de respuestas positivas, y proveedores, con el 26,7%.
Cheques rechazados y cambios en las formas de pago
Uno de los indicadores que encendió alarmas es el incremento en la cantidad de cheques sin fondos. Aunque no existen cifras oficiales aún, cámaras empresarias coinciden en que durante el último trimestre estos casos aumentaron entre 30% y 40%.
Frente a esta situación, muchos comercios y proveedores comenzaron a limitar los medios de pago aceptados, priorizando el efectivo y las transferencias bancarias.
Incluso quienes operan con el Estado señalan dificultades adicionales: los plazos para cobrar, que solían ubicarse entre 30 y 45 días, se extendieron a 60 o 90 días.
Las tensiones se manifiestan con mayor fuerza en las Pymes, que suelen abastecer a empresas de mayor tamaño. No obstante, en el sector advierten que, si la situación se profundiza, podría trasladarse también a firmas de mayor escala productiva.
Gerardo Fernández, presidente de la Confederación de Pymes Constructoras (CPC), describió el escenario con preocupación: “Hoy no podemos decir que la cadena de pagos está rota, pero sí que se empieza a doblar y a complicar. Se están dando situaciones que no se venían dando y que preocupan”.
Situaciones similares se observan en otras ramas de la industria. En el sector alimenticio, referentes señalaron que, si bien por ahora no registran inconvenientes directos, algunos proveedores ya les manifestaron dificultades para responder a sus propios compromisos.
Si las demoras en los pagos se agravan, advierten empresarios consultados por el diario Clarín, podrían generarse faltantes de determinados insumos o productos finales. Ello podría ocurrir tanto por incumplimientos en la base de proveedores como, en un escenario más severo, por eventuales retrasos de grandes industrias, lo que afectaría la provisión de materiales esenciales para la producción.
Un caso testigo
La problemática quedó reflejada en el caso reciente de Bodega Norton, que enfrenta una delicada situación financiera luego de acumular más de 40 cheques rechazados por un total de $618 millones y de registrar obligaciones bancarias que superan los $42.000 millones.
Las empresas también destacan la limitada disponibilidad de crédito. Sostienen que, ante la incertidumbre del sector productivo, los bancos han restringido aún más la oferta de préstamos. Durante el segundo semestre de 2025, el financiamiento destinado exclusivamente a compañías mostró una fuerte contracción en términos reales, acentuada por el aumento de las tasas de interés.